La vid es una planta trepadora de crecimiento ilimitado, por ello, debe controlarse mediante la poda.
La poda es una de las prácticas de mayor influencia en la cantidad y calidad de la uva, imprescindible para controlar la planta, darle forma, y mantenerla sana y con vigor. Con esta acción conseguimos racimos de uva de mayor grosor y calidad; y que éstos maduren correctamente.
Existen diferentes tipos:
Poda de formación, cuando la planta es joven, las primeras podas sirven para determinar la forma y el crecimiento. Se realiza durante los meses de invierno o primavera.
Poda de fructificación, en este momento, la vid ya ha adquirido aspecto definitivo y madurez. Básicamente, se controla el crecimiento y la cantidad de los sarmientos para que la planta reciba más sol y esté mejor ventilada.
Este tipo de información es interesante y nos acerca poco a poco a la cultura del vino.